
Guía de normativa catalana sobre instalaciones eléctricas
Publicado el 25 de septiembre de 2025
📖 Tiempo estimado de lectura: 8 min
Índice
- Alcance y marco legal en Catalunya
- Agentes y responsabilidades en una instalación
- Tipologías de instalaciones y ámbitos de aplicación
- Proyecto, memoria técnica y documentación obligatoria
- Tramitación y legalización en Catalunya
- Inspecciones periódicas y papel de la OCA
- Seguridad, mantenimiento y buenas prácticas
- Preguntas frecuentes
Alcance y marco legal en Catalunya
La normativa catalana sobre instalaciones eléctricas se apoya en dos pilares: el marco estatal, encabezado por el Reglamento Electrotécnico para Baja Tensión (REBT) y sus Instrucciones Técnicas Complementarias (ITC-BT), y el desarrollo autonómico que concreta procedimientos, registros y controles en Catalunya. En la práctica, esto significa que el diseño y la ejecución deben cumplir las exigencias técnicas del REBT, mientras que la tramitación, legalización e inspecciones se articulan mediante plataformas y organismos de la Generalitat. Para el usuario final —ya sea particular, comunidad de propietarios o empresa— el objetivo es claro: una instalación segura, eficiente y debidamente documentada.
Esta guía ofrece una visión práctica para entender qué exige la normativa catalana sobre instalaciones eléctricas, cómo planificar un proyecto, cuándo hace falta un proyecto firmado por técnico competente o basta con una memoria técnica, qué documentación se entrega (como el Certificado de Instalación Eléctrica, conocido como CIE o “boletín”), y qué inspecciones se aplican según el uso y la potencia instalada. El enfoque es operativo: te ayudará a reducir riesgos de no conformidades, evitar retrasos en la legalización y facilitar la puesta en servicio.
Aunque cada caso tiene particularidades, existen constantes: el dimensionado correcto de conductores y protecciones, la coordinación de la puesta a tierra, la accesibilidad a cuadros, el etiquetado, y la verificación de que la instalación responde a la demanda real evitando sobrecargas futuras. En Catalunya, la trazabilidad documental cobra especial relevancia: sin papeles al día, una instalación no podrá darse de alta, ampliar potencia, ni superar inspecciones. Por eso, conviene planificar no solo la parte técnica, sino también el calendario de trámites.
Idea clave: diseña con el REBT en mente, pero tramita conforme a los procedimientos catalanes. La seguridad técnica y la correcta legalización son inseparables.
Agentes y responsabilidades en una instalación
En toda instalación eléctrica intervienen varios agentes con funciones específicas y responsabilidades delimitadas. Conocerlos evita confusiones y agiliza el proceso. El promotor (propietario, comunidad o empresa) lidera la necesidad y contrata a los profesionales. El técnico competente —ingeniero/a o técnico/a— participa cuando el tipo de instalación o potencia requieren proyecto, asumiendo la autoría del diseño y, en su caso, dirección técnica. La empresa instaladora autorizada ejecuta los trabajos conforme al proyecto o memoria, emite el Certificado de Instalación Eléctrica (CIE) y prepara la documentación de legalización.
En determinadas instalaciones, una Entidad de Control u Organismo de Control Autorizado (OCA) verifica que la instalación cumple las prescripciones aplicables y emite actas de conformidad o informes con correcciones. Finalmente, la Administración catalana articula el registro y la puesta en servicio mediante sus plataformas telemáticas, que recogen los datos esenciales para dar de alta, ampliar potencia o modificar el uso. También pueden intervenir la distribuidora y la comercializadora eléctrica cuando se tramitan suministros y contratos.
- Promotor: define alcance, uso y necesidades; aprueba presupuesto y plazos.
- Técnico competente: firma proyecto o memoria en los casos exigidos; valida cálculos y seguridad.
- Instalador autorizado: ejecuta, certifica (CIE) y documenta la instalación.
- OCA: inspecciona cuando procede; levanta actas.
- Administración: registra y otorga la condición de puesta en servicio legal.
Clarificar estas funciones por contrato minimiza conflictos. Establece de antemano qué agente sube la documentación, en qué formato, y cómo se gestionan las correcciones. Un cronograma compartido entre promotor, técnico e instalador ayuda a que la legalización avance a la par de la obra, evitando sorpresas cerca de la fecha de apertura o entrega.
Tipologías de instalaciones y ámbitos de aplicación
La normativa diferencia entre usos y potencias, lo que determina la documentación, la necesidad de proyecto y el régimen de inspecciones. A grandes rasgos, podemos agrupar en: viviendas y edificios residenciales (incluidas zonas comunes), locales comerciales y oficinas, industrias y talleres, locales de pública concurrencia, y aparcamientos/garajes. Cada ámbito conlleva requisitos concretos de seguridad, evacuación, iluminación de emergencia, y medidas contra incendios y contactos eléctricos. En comunidades de propietarios, además, hay que considerar ascensores, puertas motorizadas, sistemas de telecomunicaciones y salas de máquinas.
En baja tensión, el REBT organiza las soluciones técnicas mediante ITC-BT. Estas guías determinan cómo dimensionar conductores, seleccionar protecciones (magnetotérmicos, diferenciales, protectores contra sobretensiones), implantar la puesta a tierra, y separar circuitos por usos. En locales con riesgo —por humedad, atmósferas o cargas especiales— se aplican condiciones reforzadas. En Catalunya, el encaje normativo añade requisitos procedimentales: por ejemplo, qué instalaciones pasan por inspección inicial, cuáles deben registrarse antes de ser utilizadas, y qué periodicidad corresponde según uso y potencia.
Consejo: para escoger el alcance, parte del uso previsto y la potencia contratada/instalada. Ajusta el diseño a la evolución esperada (crecimiento de equipos, cargadores de vehículo eléctrico, climatización futura), de modo que la instalación sea flexible y coste-eficiente.
En nuevos negocios, una práctica recomendada es realizar una auditoría previa del local: estado del cuadro, sección de acometida, continuidad de tierra, etiquetado, selectividad y reserva de espacio para ampliaciones. Este diagnóstico permite presupuestar con precisión y evitar sobredimensionados o cambios de última hora.
Proyecto, memoria técnica y documentación obligatoria
Dependiendo del uso y la potencia, se exigirá proyecto técnico firmado por técnico competente o será suficiente una memoria técnica de diseño elaborada por la empresa instaladora. El proyecto integra memoria justificativa y de cálculo, planos, esquemas unifilares, especificaciones de materiales y mediciones; la memoria técnica, aunque más sintética, debe reflejar las características esenciales de la instalación y su conformidad con el REBT.
La documentación mínima incluye: esquemas (unifilar y multifilar si procede), planos de distribución de circuitos, cuadro de cargas y protecciones, cálculos de secciones y caída de tensión, puesta a tierra (resistencia prevista y mediciones finales), certificados de materiales y marcado CE, y el Certificado de Instalación Eléctrica (CIE) firmado por el instalador autorizado tras las verificaciones y pruebas. En instalaciones con riesgo o potencia relevante, se añaden actas de OCA e informes de subsanación si los hubiera.
- CIE/Boletín: acredita la conformidad de la instalación y habilita altas o modificaciones de suministro.
- Manual de usuario y mantenimiento: define actuaciones periódicas, responsables y registros.
- Etiquetado y planos “as built”: reflejan el estado final para futuras intervenciones.
Documentar bien desde el inicio ahorra costes: evita retrabajos, acelera la legalización y deja trazabilidad para ampliaciones (como incorporar fotovoltaica o puntos de recarga). Mantén una carpeta viva —digital y organizada— con versiones firmadas, certificados y resultados de pruebas.
Tramitación y legalización en Catalunya
La legalización en Catalunya se realiza mediante procedimientos telemáticos establecidos por la Administración autonómica. La empresa instaladora, o el técnico cuando procede, sube la documentación y declara los datos clave: titular, ubicación, uso, potencia, protecciones y resultados de las verificaciones. En instalaciones sometidas a inspección, se adjunta el acta emitida por la OCA correspondiente. Tras la revisión, la puesta en servicio queda registrada y se emiten los justificantes necesarios para la distribuidora o para otros trámites municipales.
Para planificar tiempos, distingue entre obra nueva, reforma parcial y cambio de actividad. Cada categoría desencadena verificaciones diferentes y puede requerir coordinación con licencias municipales, prevención de incendios o medidas de accesibilidad. En locales comerciales, por ejemplo, la legalización eléctrica suele ser condición para la apertura; por ello, conviene sincronizar la agenda: reformas, instalación, pruebas, carga de documentación, y visita de OCA si aplica.
Checklist de tramitación:
- Confirmar si requiere proyecto o basta memoria técnica.
- Definir uso y potencia; verificar si exige inspección inicial.
- Ejecutar instalación conforme al diseño y al REBT.
- Mediciones: continuidad de conductores, resistencia de tierra, disparo de diferenciales, aislamiento.
- Emitir CIE y preparar anexos (planos, esquemas, fichas técnicas).
- Subir documentación telemáticamente y atender requerimientos.
- Registrar la puesta en servicio y conservar justificantes.
Un buen flujo documental reduce incidencias con la comercializadora al contratar o ampliar potencia. Verifica que los datos del CIE coincidan con los del contrato (dirección, CUPS, titularidad) para evitar rechazos.
Inspecciones periódicas y papel de la OCA
Determinadas instalaciones deben someterse a inspecciones iniciales y/o periódicas por un Organismo de Control Autorizado (OCA). El criterio combina el uso (por ejemplo, locales de pública concurrencia), la potencia instalada y el riesgo (ambientes húmedos, con riesgo de incendio o explosión, o con gran afluencia). La inspección verifica los elementos críticos: protecciones, selectividad, continuidad de conductores de protección, resistencia de tierra, funcionamiento de diferenciales, secciones y caída de tensión, y la correspondencia de planos y etiquetado con la realidad.
La periodicidad de las revisiones varía según el tipo de instalación y su potencia. Como referencia habitual, los locales de pública concurrencia suelen revisarse cada cierto número de años, mientras que industrias y garajes siguen su propio calendario. En cualquier caso, el acta de la OCA puede ser favorable, condicionada a subsanaciones menores o desfavorable si existen no conformidades graves. El instalador o el titular deben corregir las deficiencias en el plazo indicado y acreditar su cierre.
- Antes de la visita: comprueba mediciones, etiquetado, enclavamientos y documentación “as built”.
- Durante: acompaña a la OCA y aporta acceso a cuadros, canalizaciones y cuartos técnicos.
- Después: registra correcciones y sube evidencias (fotos, informes de pruebas, certificados de material).
Una inspección bien preparada evita segundas visitas y costes añadidos. Mantén un plan de mantenimiento que asegure el buen estado de diferenciales, la rigidez dieléctrica de los conductores y la actualización del etiquetado ante cambios en circuitos.
Seguridad, mantenimiento y buenas prácticas
La seguridad eléctrica comienza en el diseño, pero se consolida en la ejecución y el mantenimiento. Un cuadro bien dimensionado, con reserva para ampliaciones, protecciones coordinadas, y canalizaciones adecuadas al ambiente reduce fallos y paradas. La puesta a tierra debe diseñarse y comprobarse con criterios de continuidad, equipotencialidad y resistencia adecuada. En locales de pública concurrencia, además de la protección contra contactos directos e indirectos, cobra peso la iluminación de emergencia, la señalización y la accesibilidad a maniobras de emergencia.
En operación, las rondas de mantenimiento detectan calentamientos, bornes flojos, envejecimiento de diferenciales y disparos anómalos por armónicos o transitorios. Programar pruebas periódicas (botón “test” de diferenciales, medición de tierra, termografía en cuadros críticos) es una inversión que previene averías mayores. En entornos industriales, conviene registrar corrientes, potencias y desequilibrios para ajustar protecciones y evitar disparos intempestivos.
Buenas prácticas esenciales:
- Etiquetado claro y actualizado de circuitos y protecciones.
- Selección correcta de diferenciales (tipos AC, A, F o B) según cargas electrónicas.
- Protección contra sobretensiones transitorias y permanentes donde corresponda.
- Canalizaciones y envolventes adecuadas al grado IP/IK y al ambiente.
- Documentación accesible: esquemas, manuales y registros de mantenimiento.
Capacitar a personal de mantenimiento y concienciar a usuarios sobre el uso responsable de alargadores, regletas y cargas sensibles contribuye a minimizar incidentes. La seguridad eléctrica es continua: diseñar bien, instalar mejor y mantener siempre.
Preguntas frecuentes
¿Qué es el CIE o “boletín eléctrico” y cuándo se necesita? Es el Certificado de Instalación Eléctrica que emite la empresa instaladora autorizada tras las verificaciones. Se solicita para dar de alta un suministro, aumentar potencia, legalizar una reforma o acreditar el estado de una instalación ante la Administración.
¿Cuándo hace falta proyecto y cuándo basta con memoria técnica? Depende del uso y la potencia. Instalaciones complejas o de mayor riesgo/potencia requieren proyecto firmado por técnico competente; las de menor entidad admiten memoria técnica elaborada por la empresa instaladora. Consulta el caso concreto antes de iniciar obra para ajustar plazos y costes.
¿Quién solicita la inspección de OCA? En las instalaciones sometidas a inspección, el titular o la empresa instaladora coordinan la visita con un Organismo de Control Autorizado. El acta resultante se incorpora a la documentación de legalización y, en su caso, fija subsanaciones y plazos.
¿Qué documentación debo conservar tras la legalización? Al menos: CIE firmado, planos y esquemas “as built”, fichas técnicas, manual de mantenimiento, actas de OCA (si aplica) y justificantes de registro. Conservarla ordenada agiliza auditorías, ampliaciones y cambios de actividad.
¿Cada cuánto se revisa una instalación? La periodicidad varía según uso y potencia. Locales de pública concurrencia, industrias o garajes pueden tener calendarios específicos de inspección. Incluso si no es obligatoria, una revisión preventiva anual o bianual es recomendable para mitigar riesgos.