Cómo mejorar el aislamiento acústico de ventanas viejas

Cómo mejorar el aislamiento acústico de ventanas viejas

Publicado el 07 de noviembre de 2025


📖 Tiempo estimado de lectura: 10 min

Evaluación inicial y objetivos de aislamiento

Antes de invertir tiempo y dinero en mejorar el aislamiento acústico de ventanas viejas, es crucial definir el objetivo: ¿quieres atenuar el murmullo constante del tráfico, mitigar golpes de música en bajos cercanos o eliminar silbidos de aire que amplifican el ruido? Cada tipo de molestia responde a soluciones distintas. Comienza con una evaluación simple: en silencio, identifica las fuentes y horarios del ruido, anota la intensidad percibida y qué estancias son más vulnerables. Cierra puertas interiores y escucha de cerca juntas, bisagras y el perímetro del marco; si el sonido aumenta junto a alguna rendija, ahí tienes un punto débil.

Las ventanas antiguas suelen fallar por tres frentes: fugas de aire (sellado deficiente), transmisión por el vidrio (masa insuficiente) y transmisión por el conjunto (marco, cajón de persiana y pared). Tu plan debe atacar los tres, priorizando lo que más impacto tenga con menor coste. Por ejemplo, un correcto burleteado y calafateo puede suponer una mejora inmediata con presupuesto reducido, mientras que cambiar el vidrio o añadir una contraventana exige más inversión y planificación.

Objetivo SMART: “Reducir el ruido percibido del tráfico en dormitorio principal en un 30–40% en 4 semanas, aplicando sellado perimetral, mejora del vidrio con lámina acústica y ajustes de herrajes”. Medirás el progreso con una app de sonómetro (orientativa) y, sobre todo, por la mejora de confort y descanso.

Toma fotos y medidas: alto, ancho, grosor de hoja y marco, holguras entre hoja y marco y estado del barniz o pintura. Anota si hay puentes acústicos evidentes: grietas entre marco y pared, cajón de persiana “hueco”, rejillas próximas o respiraderos mal sellados. Con esta base, podrás elegir la combinación de soluciones que mejor encaje con tus ventanas viejas y tu presupuesto.

Tipos de ruido y cómo afectan a tus ventanas viejas

No todos los ruidos se comportan igual. El ruido aéreo (tráfico, voces, música) se transmite principalmente a través de rendijas y superficies con poca masa, como vidrios delgados. El ruido de baja frecuencia (motores, graves de música) es más difícil de atenuar: requiere aumentar masa y estanqueidad, y crear cámaras de aire eficaces. El ruido impulsivo (golpes, portazos) necesita un conjunto robusto y bien desacoplado; de lo contrario, vibraciones se propagan por el marco y la obra.

En ventanas antiguas, el vidrio suele ser simple de 3–4 mm. Este espesor atenúa poco las frecuencias medias y es casi ineficaz con las bajas. Además, los herrajes y felpas desgastadas crean fugas por las que el ruido entra “como el aire”. Finalmente, el clásico cajón de persiana mal sellado actúa como “tambor” que capta y amplifica sonido. Comprender qué ruido predomina te ayuda a priorizar: para el tráfico general, sellado + mejora del vidrio dan resultados notables; para graves persistentes, la doble ventana (o contraventana hermética) con cámara amplia es el salto cualitativo.

  • Medias y altas frecuencias: suelen colarse por rendijas. Burletes y silicona de calidad ofrecen mejoras rápidas.
  • Bajas frecuencias: requieren masa (cristal laminar acústico) y separación (cámara de aire grande).
  • Ruidos impulsivos: estructura robusta, herrajes ajustados y juntas nuevas reducen resonancias.

Un enfoque por capas —sellar, añadir masa, crear cámara— es la estrategia más eficaz para mejorar el aislamiento acústico de ventanas viejas sin sustituir todo el carpintero.

Diagnóstico detallado del estado de la ventana

Un buen diagnóstico evita gastar en soluciones que no atacan el problema. Realiza esta inspección en orden: 1) Marco y obra: busca grietas entre marco y pared, huecos ocultos bajo tapetas y morteros desprendidos. 2) Juntas: pasa una tira de papel entre hoja y marco; si se desliza con la ventana “cerrada”, hay holgura. 3) Felpas (en correderas) o burletes existentes (en abatibles) desgastados o aplanados. 4) Vidrio: identifica espesor (consulta la marca o mide en el canto); verifica sellados del junquillo. 5) Cajón de persiana: destapa y comprueba juntas, tapas, pasacintas y registros.

Utiliza una linterna y, de noche, un espejo para detectar filtraciones de luz. Otra prueba práctica: con un palo de incienso o un hilo de lana observa corrientes de aire hacia dentro cuando hay viento; donde hay aire, suele entrar ruido. Registra cada punto débil con fotos y etiqueta su gravedad (Alta / Media / Baja). Así priorizarás la intervención y podrás comprobar, después, la mejora conseguida.

Checklist rápido: holguras en encuentro hoja-marco; bisagras flojas; cierre desajustado; cristal vibrante al golpear suavemente con la uña (indica mal calce); huecos en precerco; paso de luz en rincones; pasacintas sin cepillo en cajón; tapa de registro sin junta.

Con este mapa de problemas, podrás decidir si basta con burletes y silicona, si necesitas reforzar el vidrio con lámina acústica o si lo óptimo es sumar una segunda ventana/contraventana. Documentar el “antes” también te servirá para negociar con un instalador si finalmente contratas a un profesional.

Sellado perimetral: burletes y silicona adecuados

El sellado es la intervención más rentable para ventanas viejas. Empieza por elegir el burlete correcto según apertura y holgura. Para abatibles, los adhesivos de EPDM (forma D, P o E) funcionan bien; mide la holgura al cierre y selecciona el perfil que comprima sin impedir el cierre. Para correderas, sustituye felpas por modelos con alma central y mayor densidad. Limpia con alcohol isopropílico antes de pegar; instala tramos continuos en todo el perímetro evitando cortes en esquinas.

En el encuentro marco-obra, el calafateo con silicona neutra o polímero MS sella microfisuras. Rellena primero huecos mayores con cordón de fondo (backer rod) y aplica la masilla en cordones continuos; perfila con espátula humedecida para evitar fisuras futuras. No olvides el pasacintas de la persiana: sustituirlo por uno con cepillo y añadir junta en el registro reduce notablemente la fuga de sonido.

  • Consejo: no uses silicona acética sobre aluminio pintado o madera barnizada; puede deteriorar el acabado. Prefiere neutra o MS.
  • Cuidado con la compresión: un burlete demasiado grueso fuerza herrajes y puede provocar cierres deficientes a medio plazo.
  • Prueba de humo o papel tras sellar para verificar estanqueidad real.

Un sellado bien ejecutado reduce entre un 15–30% la sensación de ruido en escenarios típicos de tráfico urbano, y prepara la ventana para mejoras de mayor impacto como el refuerzo del vidrio.

Mejora del vidrio: láminas acústicas y cristales laminares

El vidrio es la “membrana” principal ante el ruido. En ventanas viejas, suele ser simple y ligero. Tienes dos vías de mejora sin cambiar toda la carpintería: láminas acústicas adhesivas y cristales laminares (vidrios con butiral acústico).

Láminas acústicas adhesivas: aumentan ligeramente la masa del vidrio y, sobre todo, amortiguan vibraciones. Son una opción asequible y rápida de instalar. El impacto es perceptible en medias-altas frecuencias y, combinadas con sellado, mejoran mucho el confort. Requieren limpieza exhaustiva, aplicación con pulverizador y espátula para evitar burbujas, y un acabado con cutter en junquillos.

Cristales laminares acústicos: consisten en dos hojas de vidrio unidas por una capa intermedia especial que disipa energía sonora. Si tu carpintería permite cambiar sólo el vidrio, es la mejora más eficaz antes de una doble ventana. Elige combinaciones asimétricas (por ejemplo, 4+4.1 o 6+4.1) para desplazar frecuencias de resonancia y ampliar el rango de atenuación. Asegúrate de que los junquillos y calzos sujeten correctamente el nuevo peso.

Nota práctica: el mayor salto se consigue al sumar masa y estanqueidad. Refuerza vidrio, renueva juntas y ajusta cierres: el conjunto marca la diferencia.

Si tienes presupuesto limitado, empieza por láminas en las estancias críticas. Si buscas un resultado más sólido y duradero, valora sustituir el vidrio por uno laminar acústico, siempre comprobando compatibilidad con el marco y los herrajes existentes.

Doble ventana y contraventana: cuándo compensa

La doble ventana (una segunda carpintería interior o exterior) crea una cámara de aire que multiplica la atenuación. La clave no es solo añadir otra hoja, sino la separación: cámaras de 8–12 cm o más ofrecen mejoras notables, especialmente en bajas frecuencias. Si no puedes instalar una segunda carpintería completa, una contraventana hermética bien sellada es una alternativa solvente.

Para que compense: 1) asegúrate de que la ventana original esté bien sellada; si la primera barrera tiene fugas, la segunda no rendirá al máximo. 2) Diseña cierres y burletes de la segunda hoja con rigor; cualquier rendija cortocircuita la cámara. 3) Evita que ambas hojas tengan exactamente el mismo espesor de vidrio: la asimetría mejora el comportamiento global.

  • Interior vs. exterior: instalar la segunda hoja por el interior facilita el mantenimiento y suele ser más discreto.
  • Apertura: abatible con cierres perimetrales rinde mejor que corredera en aislamiento acústico.
  • Compatibilidad con persianas: planifica el paso de guía y el registro para no crear nuevos puentes acústicos.

Cuando el entorno es muy ruidoso (avenidas principales, bares en fachada), la doble ventana bien diseñada, sumada al sellado, ofrece el mayor salto de confort sin reformar toda la envolvente.

Marcos, herrajes y cajón de persiana: puntos críticos

El mejor vidrio pierde eficacia si el marco vibra o el cierre no presiona de forma uniforme. Revisa bisagras, cierres multipunto (si existen) y regula la presión de apriete; en muchos sistemas abatibles puedes aumentar ligeramente la compresión de juntas con un simple ajuste. Si la carpintería es de madera, comprueba el estado del barniz y la planitud de apoyos; si es metálica, busca dilataciones y tornillos flojos.

El cajón de persiana antiguo es, con frecuencia, el mayor “coladero” acústico. Abre el registro, añade junta perimetral en tapas, sella pasos de cintas con cepillos, y, si hay espacio, incorpora paneles de alta densidad (no espuma ligera) para rigidizar y amortiguar. Evita tapar ventilaciones necesarias; si existen rejillas, sustitúyelas por modelos con laberinto acústico y juntas.

  • Herrajes: engrasa y ajusta para que la hoja apoye de forma homogénea en todo el perímetro del burlete.
  • Marcos: rellena huecos con mortero o espuma de baja expansión y termina con sellado elástico al interior y exterior.
  • Guías de persiana: revisa juego con lama; añade fieltros o cepillos si es posible.

Atajar el cajón de persiana puede aportar una mejora inmediata de confort. Sumado al cambio de vidrio o una contraventana, marca la diferencia en dormitorios.

Instalación paso a paso (DIY) y herramientas

Si vas a abordar tú mismo la mejora del aislamiento acústico de ventanas viejas, planifica en dos jornadas: sellado y mejora del vidrio/cajón. Prepara herramientas: cutter, espátula, pistola de silicona, cinta de carrocero, alcohol isopropílico, trapos sin pelusa, metro, nivel, destornilladores o llave Allen (para herrajes), y guantes.

  • Día 1 — Sellado: limpia perímetros, mide holguras, instala burletes continuos, sustituye felpas en correderas, calibra cierres. Aplica cordones de silicona o polímero MS en encuentro marco-obra usando cinta para líneas limpias. Deja curar según fabricante.
  • Día 2 — Vidrio y cajón: coloca lámina acústica siguiendo las instrucciones (pulverizado con agua jabonosa y espatulado), o coordina con cristalero si cambias a laminar. Abre el cajón de persiana, sella la tapa con junta adhesiva, añade backer rod en juntas y refuerza con panel denso si es viable.

Tip de acabado: repasa los cantos de burletes en esquinas con un punto de adhesivo de contacto. En láminas, corta al ras del junquillo con cuchilla nueva para un borde limpio.

Comprueba el resultado con una app de sonómetro en momentos de ruido similar al inicial. Más allá del número exacto, te interesa la percepción: menos fuga, menos vibración del vidrio y menos silbidos significan que vas por buen camino.

Costes, retorno y priorización de mejoras

Para optimizar presupuesto, prioriza cada euro donde más rinde. Un paquete típico escalonado puede ser: 1) burletes + silicona + ajustes de herrajes; 2) tratamiento del cajón de persiana; 3) lámina acústica o cambio a laminar; 4) contraventana o doble ventana. Este orden permite mejoras medibles desde el primer fin de semana y deja abierta la puerta a inversiones mayores si aún lo necesitas.

El retorno no es solo acústico. Un cierre más estanco reduce infiltraciones de aire, lo que mejora la eficiencia térmica y el confort general. Si trabajas o duermes en esa estancia, la mejora de descanso y concentración es un beneficio intangible pero enorme. Documenta antes/después con notas y, si puedes, pequeñas grabaciones; te ayudará a decidir si pasar al siguiente nivel (vidrio o contraventana) o si ya has alcanzado el confort deseado.

  • Bajo coste, alto impacto: burletes de calidad + sellado perimetral + pasacintas con cepillo.
  • Inversión media: lámina acústica o vidrio laminar compatible con tu marco.
  • Máximo rendimiento: doble ventana/contraventana con cámara generosa y cierres perimetrales.

Mantenimiento preventivo y errores comunes

El aislamiento acústico no es “instalar y olvidar”. Revisa anualmente burletes y felpas: si han perdido elasticidad o se despegan, sustitúyelos. Limpia las juntas con paño húmedo y jabón neutro; suciedad y polvo restan estanqueidad. Engrasa herrajes con producto adecuado y comprueba que la presión de cierre se mantiene homogénea. En cajones de persiana, verifica que la tapa sigue sellada y que no hay fisuras en el perímetro por movimientos de la obra.

  • Error 1: elegir burletes demasiado gruesos: impiden cierre correcto y terminan abriendo nuevas holguras.
  • Error 2: usar silicona acética donde no corresponde: puede atacar lacas o juntas existentes.
  • Error 3: colocar lámina acústica sobre vidrio sucio: las burbujas crean zonas de vibración y empeoran el resultado.
  • Error 4: añadir segunda ventana sin sellar primero la original: la cámara pierde eficacia.

La constancia en el mantenimiento mantiene el rendimiento acústico y alarga la vida útil de una carpintería antigua que, correctamente cuidada, puede ofrecerte muchos años de confort.

Preguntas frecuentes

¿Los burletes sirven para cualquier ventana? Sí, pero elige el perfil y la dureza adecuados según el tipo de apertura y la holgura real. En correderas, reemplaza felpas; en abatibles, perfiles EPDM con la compresión correcta.

¿Merece la pena la lámina acústica si el vidrio es muy fino? Sí, mejora el comportamiento y reduce vibraciones. Para un salto mayor, valora cambiar a vidrio laminar acústico si el marco lo permite.

¿Qué cámara necesito en una doble ventana? Cuanto mayor, mejor para bajas frecuencias. A partir de 8–12 cm se perciben mejoras claras, siempre con ambas hojas bien selladas.

¿El cajón de persiana afecta mucho? Mucho. Es un punto típico de fuga. Añade junta en tapas, cepillo en pasacintas y, si hay espacio, panel denso para rigidizar, sin bloquear ventilaciones necesarias.

¿Cuándo llamar a un profesional? Si detectas marcos deformados, cristales sueltos, necesidad de cambiar a vidrio laminar pesado o si quieres instalar una contraventana/doble ventana con garantías.